/ pero amo más a mi hermano /

El hombre era como una flor. Sólo era hombre. Un pequeño animal salvaje. Nace flor como la dama de las camelias, o como la violetera que solicita le compren éstos ramitos. Delgada la violetera como una cuerda del violonchelo del aquél hombre tocando en el jardín prismático de violetas que cambian de color en la noche creciente que mañana será noche plena con la imagen de un embarazo de conejo espacial, interestelar de una luminosidad extrema para la pobre noche que no puede adueñarse de la oscuridad absoluta en una condena de lluvia lunar.

El hombre no era mío pero nos amábamos y nos comíamos el uno al otro como si fuéramos caníbales que esperan un hijo.

Salvaje es poco comparado con suculencia, sin embargo es poco probable una tribu de caníbales, por naturaleza animal, el hombre no se come a sí mismo. Más que en escenas de un incidente metafórico.

Qué salvaje es su instinto de matar, las guerras son la prueba de la mayor infamia cometida contra los Creadores del Universo. De flores pasamos a pesadilla suya. Nosotros, bajo el cielo que es su regalo que nos dio durante un trueque de alimento carnívoro con su caníbal respectiva, que come salvajemente. Es infame el cielo. Hermosísimo, por eso creemos que tú estás allí con ella, creando un cielo venéreo, mierda qué amoroso, qué aromado a flor y otros orines y a su sonido espléndido sinfónicamente lúcido.

El hombre que me ama despliega alas bruscas de instinto criminal mezclado con ternura, al menos esos pomos de cristal yacen en la mesa del laboratorio de Los Creadores del Mundo de Juguete, un yoyo de agua azul que sube y baja rapidísimo comparado con la eternidad, que fue creado para su hija primogénita, una niña mala que tuvo la idea idiota de divertirse con La Tierra, por ser, junto a su alcoba de nubes, lo más bello, jamás visto. Criminal manía de escribir por ejemplo, cómo unos ladrones planean un asalto, sincronizan sus relojes como Batman y Robin, cómo los asesinos en serie eran menos listos que los escritores que sorprenderían con la coartada final.

Wiki: El violonchelo o chelo es un instrumento musical de cuerda frotada,